Santiago Ruiz


fue reconocido universalmente como el Padre del Albariño.

En su familia ya se elaboraba vino desde finales del s.XIX y él continuó con la tradición. No fue hasta que se jubiló cuando se dedicó por completo a su pasión por el vino. Elaborador y divulgador, Santiago Ruiz es respetado tanto por su trayectoria como por su compromiso con la tierra.


Pionero


Firme defensor en el uso de las variedades autóctonas de O Rosal, Santiago Ruiz pudo por fin dedicarse a su verdadera vocación cumplidos los 70, tras su jubilación como vendedor de maquinaria y seguros navales. Apasionado del trabajo en bodega, su innata curiosidad le llevó a centrarse en mejorar el proceso de elaboración del vino blanco gallego, e incorporó novedosas aportaciones - el uso del frío y de depósitos de acero inoxidable - en una búsqueda constante por ennoblecer los vinos de su tierra.

El trabajo


En 1984, Santiago Ruiz materializa su pasión y funda su bodega, donde elabora un vino blanco que será uno de los primeros en incorporar etiqueta. Convencido de la bondad de su vino, se convirtió en el primer embajador de Rías Baixas, que dio a conocer por todos los rincones. Pronto, a Santiago Ruiz se le reconoció como uno de los pioneros en la renovación del viñedo en Galicia y, como homenaje a su esfuerzo, el nombre de Santiago Ruiz lo lleva con orgullo su propia calle, la bodega que fundó y el vino que mantiene vivo su carácter.

Vinos que hacen historia

VIDAS CRUZADAS

Historia del Albariño


Mucho antes de que existiera la Denominación de Origen Rías Baixas ya era costumbre en la comarca gallega de O Rosal elaborar vino para consumo doméstico. Esta tradición existía en la casa de Santiago Ruiz, cuyo abuelo materno, Ángel, lo preparaba para casa y como obsequio, siempre con su propia etiqueta.

Cuando Santiago Ruiz llegó a la edad de 70 años, ya jubilado, se volcó personalmente en la tarea de hacer del vino de O Rosal un referente de calidad, con una vinificación cuidadosa, empleando las técnicas más innovadoras (como los depósitos de acero inoxidable) y exigiéndose la excelencia.

Este amor por la zona y por sus vinos le granjeó, además de éxito en su empeño, la gratitud de sus paisanos, que incluso decidieron poner su nombre a una calle. De esta forma y recorriendo España con sus botellas bajo el brazo, Santiago Ruiz se convirtió en “el padre del Albariño” y en el mejor embajador de Rías Baixas.

“El hombre que inventó el Albariño se llamaba Santiago Ruiz.”

Revista Mi Vino