Si hay algo que ha definido a nuestra bodega durante siglos es la innovación. Una tradición que se remonta a los tiempos de Ángel Martínez Novas, el abuelo materno de Santiago Ruiz, uno de los primeros elaboradores de vino gallego, que ya etiquetaba sus vinos allá por 1860.
Un siglo después será su nieto, Santiago Ruiz, el que tome el testigo. Un hombre adelantado a su tiempo y un auténtico visionario que puso de relieve la importancia de los vinos gallegos a finales de los años 80. Su espíritu inquieto le llevó a ser el primero en introducir los depósitos de acero en la zona, lo que supuso un avance significativo en la elaboración de vinos blancos de Galicia.
Bodega y viñedo, dos escenarios para la innovación
Hoy esa innovación tiene lugar en la bodega moderna de Tomiño, rodeada de 38 hectáreas de viñedo y situada a tan solo 12 kilómetros de la bodega familiar de San Miguel de Tabagón. Un escenario en el que se profundiza en el conocimiento de las variedades autóctonas, como Albariño y Loureiro, durante todo su ciclo vegetativo, para mejorar sus cualidades fitosanitarias y organolépticas.
Una innovación que también es sostenible, con el objetivo de disminuir progresivamente los residuos que genera la bodega hasta llegar a la ausencia de efluentes residuales, en la que Santiago Ruiz participa a través del proyecto WETWINE.
La experimentación continúa en nuestra bodega, en la zona de los microdepósitos —a los que Luisa Freire, enóloga de Santiago Ruiz, llama «los niños»—” , donde están en marcha distintos proyectos de investigación con variedades autóctonas, como el que ayudó a definir el Rosa Ruiz, un Albariño 100 % procedente de cepas centenarias del viñedo original de San Miguel de Tabagón.
Pero la innovación no se limita solo a la bodega. Es en el viñedo donde las prácticas sostenibles son las protagonistas. Se hacen labores de preservación del suelo y control de su erosión, gestión de eficiencia de agua y residuos, que buscan mantener el ecosistema original del viñedo, con técnicas que contribuyen al desarrollo de la flora nativa mientras se mantiene la vida silvestre y se eliminan pesticidas y herbicidas. Siempre con el objetivo de mantener presente ese espíritu pionero e innovador de Santiago Ruiz.